Historias de Ascenso y Football Manager – Tacuary F.B.C.

Llega un nuevo Historias de Ascenso, y en esta ocasión sumamos a ivangonzac para adentrarnos en el fútbol de ascenso paraguayo. En esta ocasion, nos metemos en la historia de un club chico que con un estilo muy especial llegó a lo más alto del fútbol sudamericano pero poco tiempo después vivió las peores penurias. Hoy lucha por consolidar su base y volver primera División. Pasado, presente y Football Manager con el Tacuary Football Club.

Los comienzos

El 10 de diciembre de 1923 nacía el 9 de Junio F.B.C. Su nombre hacía alusión a una fecha recordada de la Revolución Chirifista de 1922 y 1923. Muy criticado por su connotación política, el nombre fue reemplazado por Tacuary F.B.C. Este nombre que hace alusión al buque de guerra Tacuarí, construido en Europa para traer a reforzar la defensa en la guerra contra la Triple Alianza. Desde ese momento, el sueño de los del Barrio Jara de Asunción es una realidad.

La perseverancia y el esmero de sus dirigentes con el tiempo dieron resultados. En la década del 40 lograron establecerse en su primera cancha, en la esquina de Siria y Ayala Velázquez. En 1959 el empresario constructor Toribio Vargas donó al club un predio a 100 metros de ese primer recinto; su única condición fue que el estadio que se construyera lleve su nombre por treinta años. Allí se construyó el Estadio Toribio Vargas.

El Estadio Toribio Vargas hoy en día

El viejo “Tobogán” era el más temible potrero. La misma cancha era conocida por el llamativo desnivel que le dio su apodo. Por mucho tiempo el vestuario visitante fue la sombra de un añoso árbol, y los arcos, orientados de este a oeste, obligaban a los arqueros a usar gorra según el lado que defendían y la hora del día. Bajo la presidencia de don Atanasio González Cabello, se construyó la fachada de la calle Libertad, hasta hoy acceso principal del club. La lumínica, tribuna preferencial, cabinas de prensa y otras mejoras edilicias llegaron con dirigentes sucesores, constantes mejoras en ese entonces. Años tras año cimentaron las bases para la posteridad.

Un ambicioso proyecto de club modelo

En 1994 fue un año clave para la historia para el club ya que fue cuando llegó un hombre clave en todas las glorias futuras de la institución, el empresario Francisco Ocampo. Además de ser presidente, fue DT, ayudante, secretario, incluso hasta aguatero en el elenco de Barrio Jara. Bajo una radical reforma le dio a Tacuary una concepción institucional actualizada, moderna y empresarial.

El emprendimiento de Ocampo también trajo mejoras en todos los aspectos del club en el Estadio Toribio Vargas. Destacaron la construcción de gradas de cemento en el sector oeste, secretaría y lugar de concentración en un edificio de tres plantas. 

Francisco Ocampo, el hombre que llevó a Tacuary a su era de gloria

El campo de juego fue igualmente mejorado, pero Ocampo decidió sacar a Tacuary de su casa y llevarlo al barrio de Zeballos Cue. Allí, haría de local en el Estadio Roberto Béttega (de su propiedad), ya que el mismo cumplía con las exigencias de participación en torneos de la Asociación Paraguaya de Fútbol.

De los tiempos de glorias a los tiempos de ruinas

Desde la llegada de Ocampos la historia del club se divide en un antes y un después. Deportivamente se potenció y se ganó el título de Primera B en 1999. En el 2002 se consagró campeón de la División Intermedia (segunda escalafón del fútbol paraguayo).

En el 2003, Tacuary da el salto a la máxima categoría del fútbol paraguayo por primera vez en su historia, compitiendo con gran protagonismo en la categoría profesional. El sueño que siempre parecía lejano se hacía realidad. Los caracterizaba un estilo de juego muy particular, inolvidable para todos los aficionados. Aquel equipo apenas lograba ponerse en ventaja ya se paraba lo más cerca de su arco y cerrándose al máximo con sus ásperos jugadores. Su táctica ultradefensiva era bastante sacrificada y buscaba convertir lo poco que generaban, y aplicar un candado defensivo en su tres cuartos de cancha el resto del encuentro. 

El Ancho Ibarra (izquierda, de blanco), una leyenda del mejor Tacuary

Suidentidad ultradefensiva quedó grabada en las retinas del aficionado paraguayo, a tan dimensión que forman ya parte de la cultura nacional y es recordada siempre haciendo referencia tanto en las canchas del barrio como en las canchas de primera cuando un equipo se defiende mucho o “se están colgando del travesaño”.

Así mismo, esa filosofía, muy criticada por sus fastidiados rivales, será siempre recordada con humor. Le valió al equipo victorias ante los grandes y a los que se ponían enfrente, y un logro enorme para un club de raíces humildes como fue su participación en la Copa Libertadores, en 2005 y 2007, y también en la Copa Sudamericana en 2007 y 2012. 

Pero después de su auge en primera y dejar marca en todos los seguidores del fútbol paraguayos los tiempos de esplendor no duraron mucho más. El Torneo Clausura del año 2012 fue el último que disputó en Primera División, ya que tras quedar penúltimo en la tabla de promedios se concretó la pérdida de categoría.

Fue un golpe duro para la institución, que batalló con los recursos que disponía. Pero el diluvio no hacía más que comenzar. Dos años después, tras dos intentos fallidos de volver a primera, se concreta el fin del gerenciamiento de Francisco Ocampo. Se sospechaba un desgaste y roces con los demás dirigentes de turno, pero la conclusión era que partía dejando el club en ruinas. Desde ese momento la institución entró en caída libre.

Renacer

Los años posteriores al alejamiento de Ocampos fueron de los tiempos más difíciles que vivieron los de Barrio Jara. Tacuary quedó desolado y tuvo que armar un plantel de cero para competir en División Intermedia el año siguiente, buscando jugadores donde sea y con unas instalaciones prácticamente en ruinas. El club en penurias se enfrentaba a una gran adversidad, refundar un club con lo poco que les quedaba para competir en la categoría más competitiva del fútbol guaraní. Dirigentes sin miedo y con vientos de esperanza declararon: “Tacuary va a renacer de sus cenizas”.

Los primeros signos, sin embargo, no fueron venturosos. En 2016 tras una pésima campaña y en crisis se consumó su descenso a la Primera B Metropolitana. Continuaron las pésimas campañas y la posibilidad de descenso a la última categoría asfixiaba. Tacuary pasó de ser un club que sorprendía a propios y extraños en primera tanto por sus orígenes humildes como por su estructura, a estar naufragando en el fondo de la B.

El Estadio Toribio Vargas en 2015, en pleno declive de Tacuary. Había mucho trabajo por delante

Pero llegó la luz al final del túnel después de varios años. En 2019 el “Tacua” regresó, logrando el ansiado ascenso a División Intermedia, quedando a puertas de Primera División en una final de Primera B Nacional épica, empatando con 67 puntos en 34 partidos jugados los tres primeros, logrando salir segundo por una pequeña diferencia de gol..

Lamentablemente, la pandemia del Covid-19 significó que no se dispute el torneo de División Intermedia en 2020. De ese modo, en 2021 todos los reflectores estarán puestos en Barrio Jara, ya que será su tercer debut en el apasionantemente difícil torneo de Intermedia. Con una dirigencia que con mucho esfuerzo logra mantener al club relativamente estable en lo económico y en lo futbolístico armando. pelearán en dos frentes. Esto es ya que el promedio siempre respira en la nuca de los 18 equipos, pero siempre mirando el anhelado ascenso a Primera División. Así, Tacuary FBC tiene grandes sueños de Primera.

El club en Football Manager

Esa es la historia, pero veamos como es Tacuary FBC en Football Manager 21. Como la liga no está disponible en el juego original, vamos a usar la que forma parte del megapack Around The Globe, creado por Dave the Editor. Vamos a encontrar al club jugando la División Intermedia, segunda categoría del fútbol guaraní.

Instalaciones y Economía

Lo primero que encontramos cuando asumimos la dirección técnica de Tacuary es que se trata de un club semi-profesional. Esto quiere decir que los jugadores solo entrenaran dos días a la semana, con un tercero reservado para los partidos. Encontramos unas instalaciones pobres que deberemos buscar mejorar para hacer crecer al club, pero una economía bastante saneada. Más de medio millón de Euros en el banco, aunque el club proyecta un año a la baja.

El club juega sus encuentros, al igual que en la realidad, en el Estadio Toribio Vargas, que cuenta con una capacidad de 4000 personas. No es de los estadios más grandes de la división, por lo que estamos desde el vamos en una posición de desventaja a nuestros rivales. Cuando haya fondos habrá que ampliarlo.

Visión del Club

Sin los instrumentos económicos para un asalto a la promoción, la propuesta de la directiva claramente pasará por sostener al club en la segunda categoría. Se favorece el fichaje de jugadores jóvenes que puedan desarrollarse en el club, aunque con el régimen de entrenamiento semi-profesional quizás no sea la mejor idea.

Por lo demás, parece una tarea realizable. El descenso se realiza a través de una tabla de promedios. Tacuary es uno de cinco equipos que no tienen puntos de campañas anteriores, por lo que será una pelea directa con ellos por los puestos de permanencia.

Plantilla

La pregunta es entonces con quien contaremos para llevar a cabo la épica. La realidad es que Tacuary cuenta con varios jugadores muy interesantes. Seguramente mucho de lo que hagamos pase por los pies del extremo de 30 años Juan Nuñez; muy veloz, con buena técnica para centrar y destacando por sus mentales y su capacidad para jugar a lo largo de toda la banda izquierda.

El mediocentro Carlos Vera Benítez puede ser vital en el centro del campo. El ex-Sol de América es un gran pasador desde el medio, con buena toma de decisiones y control de la pelota. Sus físicos, sin embargo, puede que lo conviertan en un revulsivo desde el banco más que en un titular fijo.

Por último, el central Elías López puede ser un elemento vital en la defensa. Zaguero correcto sin lujos pero sin mayores falencias, suma buena colocación y toma de decisiones a su capacidad defensiva, y su potencia aérea puede convertirlo en un arma para la pelota parada.

Conclusión

Tacuary puede ser un desafío interesante para el que nunca haya dirigido en Paraguay y no quiera hacerlo con uno de los grandes tradicionales. Como tantos equipos, pagó un costo altísimo por sus horas más felices, y ahora debe reconstruirse. De primeras, construir una base que permita el ascenso a la Primera División será el primer objetivo. A partir de ahí, uno podrá optar por la ruta del éxito inmediato como Ocampo y esperar que esta vez el castillo de cartas no se desmorone, o construir una base más sólida, mejorando instalaciones y plantilla de a poco. Han pasado treinta años desde que un club por fuera de los cinco grandes del fútbol paraguayo ha ganado el título de liga, podrá Tacuary ser el próximo?

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