Introducción
Como ya hemos comentado en la primer entrega de esta serie, “Consejos Tácticos” estará centrada en observar las diferentes áreas del campo de juego y establecer algunos criterios útiles al momento de elegir un rol y una tarea para cada uno de los integrantes de ese sector.
En el presente artículo, atenderemos un sector del campo (o dos, si tomamos en cuenta ambos laterales) que quizá ha sido el más distintivo en los equipos que definieron el fútbol ofensivo moderno: las bandas.
Décadas atrás, muchos consideraban que los espacios externos del campo (sobretodo si hablamos de defensores) estaban reservados a jugadores destacados en velocidad, resistencia, despliegue físico y, como mucho, una pegada decente al momento de colocar centros en el área o intentar tiros lejanos, y nada más. Los habilidosos, los técnicos, los decisivos, siempre jugaban por la zona central.
A pesar de que estos pre-conceptos permanecen (al menos en parte) vigentes, la actualidad muestra que los roles de banda sufrieron una transformación total de la mano de la complejización de las tácticas, la necesidad de reinventar constantemente la ocupación de espacios y el atrevimiento de algunos directores técnicos que decidieron ubicar sobre los laterales a jugadores más completos con capacidades ofensivas evidentes, y construyeron un mundo de posibilidades hasta ese entonces inexistente para agredir al rival generando superioridades, asociaciones, asistencias e incluso goles.
En FM, tal como en el fútbol real, la gestión de las bandas puede dar muchísimos frutos y elevar o enterrar el rendimiento de un equipo, tanto en fase ofensiva como en fase defensiva. Hoy intentaremos encontrar el equilibrio necesario para ser tan peligrosos atacando por fuera como sólidos defendiendonos de esta clase de ataques.
Uno o dos, esa es la cuestión
La primer definición que deberemos adoptar antes de elegir cualquier rol es de carácter sumamente básico: ¿cuántos jugadores queremos que ocupen la banda?
El uso extensivo de las líneas de 3 defensores (o 5, dependiendo la fase de juego que analicemos y las características del equipo) ha ido lentamente normalizando una figura que, no sin controversias, demostró haber llegado para quedarse: el famoso lateral-volante, un jugador con la capacidad atlética, técnica y táctica para ocupar la banda tanto en ataque como en defensa y sus respectivas transiciones. La aparición de esta clase de jugador motivó a muchos entrenadores a dejar los carriles exteriores bajo responsabilidad de un solo jugador, recibiendo asistencia esporádica de distintos compañeros según la instancia de juego, y liberando un jugador por lado para ocupar espacios internos, tanto en el centro como en los pasillos intermedios.
Por otro lado, no son pocos los que siguen creyendo que situar dos jugadores por carril representa una ventaja decisiva en ataque y una cobertura defensiva inigualable. En el fútbol de hoy, donde la velocidad es vertiginosa, muchos DTs entienden que dejar un solo jugador por banda significa exponerse a superioridades 2-1 del rival demasiado frecuentes y reduce en exceso el margen de error, anulando la ventaja obtenida en el centro del campo y dependiendo en demasía de la inteligencia, capacidad atlética y disciplina táctica de los jugadores para no sufrir defensivamente.
Para poder tomar una decisión al respecto, deberemos atender entonces dos cuestiones clave: cómo queremos jugar y con quiénes contamos (o esperamos contar, transferencias o promociones mediante) para hacerlo.
Quitar un jugador de cada carril externo se hace por lo general para sumarlo a la zona central y sobrecargarla, limitando así el espacio del rival frente a nuestro arco cuando defendemos e intentando superarlo numéricamente frente al arco rival para provocar peligro cuando atacamos. Esto suele favorecer un juego más directo, menos enfocado en la posesión y más en la disputa, la segunda pelota y las llegadas rápidas, ya que la cobertura del campo es menos pareja y cierta falta de amplitud puede tornarse perjudicial en transiciones ofensivas lentas y posesiones prolongadas.
En cambio, utilizar dos jugadores en cada lateral proporciona la posibilidad de doblar por las bandas, darle mayor amplitud al equipo, cubrir más superficie del terreno y así favorecer la posesión y circulación del balón y el ejercicio de una presión tras pérdida alta e insistente que resulte efectiva. Como es de esperarse, esto deriva en una menor densidad en el área central y, probablemente, más vulnerabilidad defensiva por el centro. De todos modos, es importante destacar que existen sistemas de juego que priorizan la posesión y utilizan un solo jugador en la banda, así como es perfectamente factible utilizar dos jugadores en banda y proponer un juego directo (¿a alguien le suena Atlético Madrid y Simeone?). El uso de una u otra alternativa no es excluyente.
Yendo a los ejecutantes, no tiene sentido utilizar un lateral-volante si no contamos con jugadores lo suficientemente dotados para cumplir su función. Asimismo, si tenemos defensores centrales de calidad, volantes centrales con clase y despliegue, jugadores externos con capacidad atlética, técnica y táctica para ser laterales-volantes y no contamos con extremos que puedan hacer la diferencia ¿cuál sería el sentido de utilizar 2 líneas de 4, o jugar con defensores laterales y atacantes extremos?
Queda en el mánager la responsabilidad de definirse futbolísticamente, analizar qué tan compatible es el plantel con esas ideas y proceder a la toma de decisiones a partir de las conclusiones elaboradas.
Utilizando el lateral-volante
En este caso, todo pasa por un solo jugador que deberá ocuparse de ser la única solución natural por fuera atacando, defendiendo y como soporte de sus compañeros. De éste se espera:
- Subir en el campo y generar amplitud
- Retroceder a tiempo para ocupar posiciones defensivas acertadas
- Mantenerse constantemente a la altura de la pelota para ser opción de pase
- Generar una opción adicional de penetración por su costado
Tomando en cuenta estos puntos y considerando que la formación es el dibujo defensivo que pretendemos de nuestro equipo, podemos inferir en primer lugar que la posición de MP (Mediapunta) está descartada, ya que ningún esquema puede funcionar con su único defensor por fuera tomando posición tan arriba, así que solamente consideraremos los roles de las líneas de DF (Lateral, Carrilero), MC/CR (Carrilero) y ME (Centrocampista, Organizador, Interior, Extremo), los cuales clasificaremos a su vez en relación a su aptitud para jugar en soledad:
Esta tabla, basada en la elaborada por Llama3 para la histórica e imprescindible guía “Pairs and Combinations” (https://www.fmscout.com/a-tactical-guide-pairs-and-combinations-2020.html) con algunas modificaciones, nos permite sacar algunas conclusiones:
- La función del lateral-volante es muy específica: de los 23 roles disponibles en FM, solamente 5 califican totalmente para desarrollarla. De los restantes 18, solo 6 pueden llegar a utilizarse con una menor expectativa de cumplimiento y los otros 12 son claramente no aptos.
- A mayor altura en el campo, una tarea más defensiva, y viceversa: siempre la tarea del rol debe ser complementaria a la línea ocupada por el jugador, de modo que el recorrido general sea suficiente para cubrir toda la banda. Por eso los roles en la línea de ME se utilizan en tarea de Apoyo y los de la línea de CR y DF se utilizan mayormente tarea de Ataque. Las tareas defensivas no son recomendables porque invitan a la estaticidad del jugador en pos de conservar su posición y prevenir ataques rivales.
- Todos los objetivos deben cumplirse en mayor o menor medida: un lateral-volante debe dar amplitud, brindar cobertura defensiva, ofrecerse como opción de pase externa y penetrar el espacio en banda como atacante. Cualquier rol que no aporte un rendimiento decente en alguno de estos aspectos, queda descartado. Es por esto que roles que busquen cerrarse en la fase ofensiva (Carrilero Invertido, Interior Inverso y Organizador en Banda), que sean muy conservadores (Lateral Práctico, Lateral-Def y Carrilero-Def) o roles excesivamente ofensivos (Extremo-At y Centrocampista de Banda-At), por citar algunos, son los que no consideraremos.
- Pensar “de abajo hacia arriba”: los roles de Centrocampista de Banda (Ap), Extremo (Ap) o Interior Defensivo (Ap) pueden aparecer ocupando la banda individualmente en posición de ME dentro de muchas tácticas, sea por izquierda o derecha, pero se trata de roles que no realizan con naturalidad coberturas defensivas y suelen mostrar poco rigor en la marca. Es cierto que en un determinado sistema quizá esto pueda funcionar, pero probablemente necesitaremos jugadores muy específicos, de un grandísimo nivel, y una táctica integralmente preparada para tal fin, por lo que no consideramos correcto plantearlo como una opción factible en general.
Ejemplos de esquema con lateral-volante en Línea DF y CR
Parejas por fuera
Tener dos jugadores por lateral para ubicar en cuatro posiciones diferentes (DF, CR, ME o MP) amplía sobremanera las opciones disponibles, así que abordaremos la cuestión explicando el criterio de selección de los roles, dándoles una tabla ayuda-memoria y detallando brevemente algunas combinaciones muy habituales.
La selección de roles para esta pareja se relaciona bastante con lo ya visto y está enfocada en formar una sociedad que sea capaz de cubrir los objetivos primordiales:
- Aportar coberturas defensivas
- Aplicar presión
- Generar amplitud
- Crear oportunidades de gol
- Penetrar el espacio
Lo ideal sería que elijamos una pareja en la que cada objetivo esté cubierto por al menos uno de los dos roles seleccionados. A tales fines les brindamos este esquema diseñado también perteneciente a “Pairs and Combinations” donde se refleja la compatibilidad entre los roles disponibles en defensa y la mayoría de los ofensivos:
Más allá de los detalles podemos decir que el criterio general de combinación apunta al cumplimiento de los objetivos tácticos primordiales en la banda y la ocupación equilibrada de los espacios tanto en sentido horizontal (carril externo, carril intermedio) como vertical (línea DF; MC/CR; ME; MP; DLC). Aunque se pueden lograr resultados obviando parcialmente estos factores dependiendo de los protagonistas y el sistema táctico general, siempre es bueno tenerlos en cuenta para elegir qué roles utilizar sobre la banda.
Combinaciones habituales
Lateral (Apoyo) + Extremo (Ataque)
Una alternativa clásica y poco arriesgada donde el jugador defensivo defiende, el ofensivo ataca.
El rol de LAT será muy cuidadoso de las coberturas defensivas en sus incursiones y hará recorridos cautos en ofensiva, pero dada su tarea de Apoyo se encontrará disponible a menudo como descarga para el EXT e incluso, dependiendo del jugador y sus instrucciones individuales, arriesgará eventualmente con algunos centros desde atrás e incursiones esporádicas en ataque.
A su vez, dentro de esta combinación existen un par de variantes. Por empezar, el EXT puede estar posicionado tanto en línea de ME como de MP, lo que tendrá las lógicas consecuencias en su desempeño ofensivo/defensivo. A su vez, al LAT puede asignársele una tarea Def, lo que le quitará las pocas posibilidades de trepar por el carril, pero le dará mejores posibilidades en general de evitar un pelotazo a su espalda.
La desventaja de esta pareja es que no nos proporciona una ocupación horizontal pareja del campo (ambos jugadores se mantendrían mayormente en el carril externo) y tampoco se presta para la superposición o asociación en ataque. Aún así, no deja de ser una alternativa de calidad para privilegiar la estructura y la solidez defensiva sin resignar del todo la agresividad, y se presta a ser ejecutada por jugadores con unas pocas habilidades destacadas.
Carrilero (Ataque) + Interior Inverso/Delantero Interior (Apoyo)
Aquí empieza a verse con más claridad uno de los desarrollos más notorios del fútbol ofensivo moderno: un esquema donde el jugador defensivo termina siendo determinante en ataque, disolviendo las fronteras tan específicas que regían las características de cada puesto en otras épocas.
Nuestro CAR (At) necesitará un nivel decente en múltiples atributos técnicos, mentales y físicos, ya que no solo tendrá la responsabilidad de defender su posición, sino además deberá penetrar el espacio generado por el típico movimiento desde fuera hacia dentro del II/DLI (Ap). A partir de esa penetración podrá centrar/definir o servir como generador de amplitud para estirar horizontalmente la defensa rival. Además, un CAR (At) puede terminar transformándose en finalizador de jugadas que se desarrollan por la banda contraria.
Por su parte, el II/DLI utilizará la distracción y amplitud generadas por el recorrido del CAR para dirigirse al carril intermedio y desde allí ejecutar alguna de sus múltiples opciones en ataque: romper la última línea filtrando un pase al CAR o a cualquier otro jugador lanzado al ataque, asociarse con algún volante ofensivo o delantero para agredir, o incluso encarar y resolver individualmente. Cada una de estas acciones se ejecutará con mayor o menor frecuencia según nuestra mentalidad, esquema táctico, instrucciones y el rol seleccionado.
El Interior Inverso buscará ser más asociativo, más horizontal y menos individual. El Delantero Interior por su parte intentará resolver la jugada de forma más agresiva, atacando el área rival asiduamente, disparando más seguido al arco y dando más profundidad a sus movimientos. Amén de estas diferencias entre sí, es fundamental que cualquiera de ellos reciba tarea de Apoyo para enfocarse menos en la resolución individual y más en la asociación con sus compañeros.
Lateral (Ataque) + Centrocampista de banda (Apoyo)
Esta combinación podría estar protagonizada por otros roles similares, pero siempre respondiendo a una misma lógica en ataque: la “superposición” u “overlap”. En esencia, se trata del clásico movimiento conjunto donde el jugador más avanzado retrocede (ya sea para recibir la pelota o retenerla) y el jugador defensivo ejecuta una carrera vertical por fuera para sumarse al ataque superando la línea del jugador ofensivo.
El momento en que se produce la superposición puede resultar fatal para el defensor lateral rival, que se encuentra arrastrado por la persecución a nuestro INT y en desventaja para redirigirse hacia la cobertura del LAT lanzado al ataque. Si el mediocampista/extremo rival por esa banda tiene poco sacrificio, despliegue y conciencia táctica para aplicarse a la persecución de nuestro LAT, la jugada tiene altas posibilidades de resultar peligrosa.
Por lo demás, en defensa funciona de manera similar a la primer pareja, compensando el mayor despliegue del LAT por su tarea de Ataque con un rol de INT en reemplazo del EXT (más ofensivo y menos comprometido en el retroceso). Una combinación muy clásica en esquemas 4-4-2 que ha dado grandes resultados y, bien interpretada, en ocasiones puede resultar indefendible.
Consideraciones finales
Como conclusión final de este artículo podríamos dejar establecidos los siguientes puntos:
- En las zonas externas del campo de juego, la primer elección fundamental pasa por colocar uno o dos jugadores que ocupen esa franja.
- En cualquiera de los dos casos, tenemos objetivos tácticos primordiales que deberán ser cubiertos.
- Los sistemas con un solo jugador por banda requieren intérpretes bien calificados física, técnica y mentalmente.
- Si nos decantamos por un solo jugador en banda, debemos asegurarnos de asignarle un rol-tarea-posición equilibrados entre sí, que lo habiliten tanto a ocupar espacios en ataque como a retroceder lo suficiente para realizar una cobertura defensiva adecuada.
- Los sistemas de dos jugadores exigen que cada objetivo táctico sea cumplido por al menos uno de los intérpretes.
- Al momento de seleccionar roles y tareas, es recomendable buscar una combinación que permita ocupar espacios equilibradamente tanto en el eje horizontal como vertical, aporte movilidad y nos otorgue opciones de pase, superposiciones o asociaciones en ataque.
Y para terminar, es fundamental tener presente todo el tiempo que en el fútbol (así como en muchos otros rubros) difícilmente se puede hablar de absolutos analizando factores individuales. Obtener un buen resultado dependerá siempre de la relación entre múltiples parámetros, muchos de ellos incluso difíciles de controlar o ajenos a nosotros. Esta guía (como la anterior y las que vendrán) solo pretenden facilitar la comprensión de la lógica detrás del funcionamiento de los roles/tareas y brindar un punto de partida desde donde comenzar a tomar decisiones que luego deberán ser analizadas.
Esperamos que les sea de utilidad, vaya nuestro agradecimiento para todos los que se toman el tiempo de leer estos contenidos.
Un gran abrazo y hasta la próxima!